Me hablas de lugares idílicos, Yo te hablo debajo de la manta, Me dices de volar a ver las estrellas, tú, una estrella cuando me cantas. Me encantas, Sólo tu voz es melodía para mis oídos, Dejar volar nuestros secretitos Que sólo los escuche nuestra cama, Y que de testigos sean nuestros latidos. Me hablas de sueños lejanos, Yo te hablo de dejar de ser una dama, Donde la llama de esta guerra que me das, es tan efímera, que tan sólo quiero perderme entre tus ramas, entre tus garras. Cuantas ganas, De volver a nuestra cancha, De hacer lo que siempre nos engancha, De ser gotas de sudor que manchan, Cuando la cama se emborracha, Todos nuestros objetivos se tachan. Quiero arrancar de los calendarios las despedidas grises, La despedidas del amanecer, Y prometer, que este noche será sólo de placer. Y quiero guardar en tu calendario recuerdos de nuestras noches felices, Lo reencuentros de anochecer, Y agradecer, las noches que están por florecer.