A veces es difícil no perderlos. 
El niño se aconstumbra a los gritos a los que cada vez menos hace caso: "perro ladrador, poco mordedor. Al final para que el niño haga caso, habrá que gritar tanto que ninguna garganta humana está concebida para alcanzar la potencia de grito necesaria para que el niño reaccionase.
El niño se aconstumbra a los gritos a los que cada vez menos hace caso: "perro ladrador, poco mordedor. Al final para que el niño haga caso, habrá que gritar tanto que ninguna garganta humana está concebida para alcanzar la potencia de grito necesaria para que el niño reaccionase.
Comentarios
Publicar un comentario